Harley Ezel

Pleonasmos de un poeta

Madrugó la madrugada una mañana,

y desde mi balcón una hoja voló por el aire,

caía la lluvia y bebía una sopa cubana,

decidí salir afuera y cerré mi puerta con ataire.

 

Avancé hacia adelante por los pasillos,

agua mojada fría rodeaba el lago del cisne,

niños alegres saltaban como grillos,

y yo los veía sentado en la silla como en el cine.

 

Inspirándome para el último verso,

el día aún no ha terminado todavía,

y la lluvia hizo crecer más el cerezo,

 

sonrisas por doquier y lápiz para escribir

el cuento mientras llega la negra noche,

y dulces sueños tener al dormir.