Francisco DG

Una Ășltima misiva.

Que fácil fue desaparecer, que fácil fue herirte, que fácil fue no pensar en ti.

No te culpes, querida mía, ni a ti ni a tu hermosa sonrisa, ni a aquellas virtudes por las que algún día yo moría.

No me fui porque no te amara, me fui porque no me amaba. Me fui porque no me conocía y si no lo hacía, no sé a quién veías. 

Ahora me siento y observo la retrospectiva de aquel cobarde que quiso ser valiente por un día.

Ya no llores, vida mía. Levántate y ve al futuro y encuentra lo que debió ser, lo que es y lo que será. 

Ya no pienses en esas incontables noches en que tu voz era la mía, ni en las cartas que escribía cuando a mi lado tu dormías.

Yo no las pienso, no las recuerdo ni te siento. Ni me importan esos días. Tómalo como un perdón, una excusa, una última misiva de aquel motivo de desdichas. Vive y sé, y vive siendo.

 

Siempre tuyo, todavía.