El crepúsculo boreal,
la intermitencia lacónica,
la dicotomía muscular y crepuscular,
la laxitud y la incoherencia radial.
Son algunas de las artimañas,
Que paulatinamente me oxidan,
me enervan de vivir mis ganas,
y me recluyen en mi diván.
La insolaridad que poco a poco va penetrando,
como fuente de defensa autoinmune,
el lado diferente profesional y el personal,
el indulgente y el resabiado cómplice.
La necesidad de escapar, de divagar,
de olvidar a ratos una parte de la realidad,
para sin duda concentrarme más en luchar,
aún así, ser temido, por ser un escaso y ridículo defensor de la verdad.