Cómplice de las entrañas de la noche,
en libertad del silencio el romance es mi norte,
desnuda estrellas, desviste mi luz de la oscuridad
combatiente en los misterios ausentes de serenidad.
Cómplice de tus miedos vestidos de osadía
del trinar de recuerdos a sus puertas sonreía,
del frotar de tus dedos sobre los sueños constantes,
en los cristales invierno de insomnios como antes.
Cómplice de la tímida alborada de tu mirada,
del furor de los silencios de tu alma cansada,
quiero alimentar los insomnios con tus sueños,
olvidar portales saciados de negros instantes y regresos.
Cómplice de tus abrazos tibios de cristal,
quebrados instantáneamente en ausencia sin final,
besas poesía miel como estrella abiertas
cortejando la luna del cielo infinito en horas inciertas.
Cómplice del eco sinfonía de tus cabellos al viento,
hilos nocturnos de seda sobre mis dedos vierto,
escena de atardeceres tu imagen esbelta,
no me arranques de tu alma hasta que mi boca mienta.