¡Oh, mi Dueña de la lengua de gala,
bien hablado viendo mi caso feo
y placeres dañados por tu beldad mala,
mi campo de batalla no escucha solfeo
por tus divinos ojos, mi linda esposa!
Dejado de tus manos y abrasado en tu regalo,
¿¡qué puede hacer mi corazón con esta losa!?
Nada. Arte obligado que mi peso es malo.
Viendo París al desnudo, es como una espina,
verte y quererte fuese un gran pecado.
Mi negra boca y la tuya ardiente bencina,
no hay ni fuego, sólo un muro cerrado.
Sombra. Sombra. Una amarga imagen fugaz;
una virgen de la roca en aguas sin brillo;
un dibujo de papel roto; y ya no soy capaz
de decirte adiós...¡Adiós a echar un polvillo!
PD:
Representación y teatro de un amor imposible.
NACHO REY