A veces quisiera ser un caracol
hundir mi cuerpo y dejar el dolor.
A veces quisiera poder esconder
mis sentimientos y dejarlos detrás
en el lugar más recóndito del universo.
Quisiera correr y seguir corriendo,
ser como la Forrest Gump de estos tiempos,
correr hasta que se me olvide todo,
correr hasta que mi espíritu se sienta cómodo.
Quisiera encontrar uno solo minuto
donde no tenga que responder a quejas, chismes o insultos.
A veces quisiera cambiarme de nombre
hasta de especie si fuese posible;
No sé, talvez, umm… volverme una rana
y saltar libremente de rama en rama.
No sé, talvez convertirme en un perro
y que por fin alguien me atienda.
A veces quisiera dejar de hilvanar heridas,
quisiera dejarlas desangrar aunque repugnantemente cicatricen.
Pienso a veces que bueno sería, dejar de taparlas y vivir mi vida..,
con rabia, con ansias, con dulzura o alegría,
dejar de mostrar una estampa axiomática y divina
para no mortificar a los demás o el que dirían,
y por dentro con el corazón triturado el mil piezas
sin saber cómo forjar otro paso o sonrisa.
A veces me imagino caminando caminos que no existen en mi pueblo,
dejar el marido los hijos, mi tierra y mudarme al mundo de los sinvergüenzas.
A veces quisiera ser un caracol y
esconderme dentro de mi caparazón,
vagar y vagar entre arena y un ancho mar,
dejar que las ondas me mesan sin cesar,
imitarlos apareándome por cinco o siete horas,
verter en el mundo sin prisa y sin hora.
A veces quisiera ser un caracol
no saber de penas o desamor
y que mi caparazón sea
solo un refugio donde existo yo.
LeydisProse
1/8/2019
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