Desde niñas nos enseñaron a callar,
que el padre tenía la autoridad
y la madre debía cocinar.
Cuánto silencio hay en casa,
no es silencio de paz
es silencio que impone miedo
y muchas ganas de llorar.
Que cuando nos pasa algo
nosotras, las mujeres, debemos callar
Que se nos pudra el alma
y nadie lo sabrá.
Nuestras bocas se cierran,
lágrimas recorren mejillas,
un golpe acá, una violación allá,
una muerte que pone fin a todo
y el silencio,
ese que dura toda una eternidad.