Ante la impresión de la inesperada partida de Luisa Cedeño, su familia se sentó en la mesa del comedor a ver la carta que había dejado, estaba su mamá la señora Martha Vasconcelos de sesenta años pero sus “arreglitos” la hacían parecer de menor edad, a su lado el señor Antonio Cedeño, el mejor contador de la ciudad, y a los costados de la gran mesa del comedor de la casa de la colonia Bella Vista, estábamos sus seis hijos que mencionaré por orden de favoritismo, porque hay que aceptarlo todos los padres tienen hijos favoritos.
Inicio con Miguel, abogado el que le ganó a mis demás hermanos el hacer abuelos a mis padres, cabe destacar que todos sus hijos en un lapso de dos años se casaron todos, bueno casi todos. Miguel que trabaja desde su egreso de la Universidad en el despacho de los Carrillo, compadres de mis padres ha sabido ganarse su lugar, es un gran abogado.
Sigue María de los Ángeles, enfermera de vocación, hasta se creyó que iba para monja, eso hizo enojar a mis papás y ella vive en el norte del país y visita cada mes a mis papás; en el tercer lugar esta Edgar el primer Ingeniero de la familia, eso es de destacarse porque mis padres no salían de las clásicas carreras universitarias, él es Ingeniero Civil y vive desde el momento que nació en la colonia, el último o mejor dicho casi último en tener hijos su tercer lugar se debe a escoger una carrera distinta. A continuación le sigue Estela que es Médico, ella es pediatra y si no hubiera sido por que se embarazó antes de casarse estaría en el primer lugar pues aparte de tener una “profesión distinguida” como dicen mis padres, tiene 4 hijos y eso a los viejos les encanta, le sigue Luisa que… desapareció, entonces subo yo al quinto puesto.
Me llamo Adela y soy la menos favorita de la familia y de la descendencia de los Cedeño Vasconcelos no por lo que estudio pues egresé de contador como mi padre pero siempre discuto de los temas que todos opinan pero nadie sabe de ellos, estuve en un retiro espiritual en la India un año y pues me ven como la desalineada de la familia, no me quiero casar, no quiero tener hijos quiero viajar lo que pueda, trabajar, ser independiente, obviamente mi delito la rebeldía.
Por primera vez no se citaron a los cónyuges e hijos de mis hermanos destacando que cinco de los doce nietos que tienen formaron una quinta, y si menciono a mis hermanos en orden de nacimiento que es como debí empezar son: María, Edgar, Estela, Miguel, Luisa y yo… Hay que destacar que mi hermana Luisa no falleció, se fue de la colonia y dejó una carta con un fuerte mensaje.
Después de un día de estar sentada sobre su escritorio tratando de auto analizarse como lo hacía con sus clientes, a manera de desahogo fue a la casa de Edgar y le dijo si podía hablar con él, esa platica cuenta él sentado, sintió como si fuera una catarsis para ella y le confesó que se iba de la colonia, no le dijo a dónde sólo que partía.
Para mis papas fue una declaración de fuerte valor y abrieron la carta que le dejó a Edgar, Miguel se propuso a levantar un acta para que las autoridades empezaran a buscarla pero mi padre le dijo que era mejor leer la carta, los primeros siete párrafos de la carta de tres hojas fue un análisis desde su infancia hasta ese momento, no puse demasiada atención porque ella tiende a exagerar todo, la siguiente hoja fue un agradecimiento a mis padres por educarla de la mejor manera pero lo que siguió fue una tremenda serendipia.
Iniciando con el anuncio de que descubrió a su marido… ex marido, saliendo con la muchacha que le ayuda a ordenar su oficina o sea su secretaria que es 15 años menor que él y por ende se iba a divorciar pero que los tramites los haría regresando y pedía la ayuda de Miguel, aclaró que su hijo se fue a vivir con su amiga que es “como su hermana” Anahí y escribió que ella los podía recibir con o sin aviso. -¡Un divorcio es inaceptable!- exclamó mi madre, -Pase lo que pase en una pareja debe estar unida, vivirá en pecado- y se persignó, no sé porque todos me miraron a que hablará y yo respire mientras la vieja hablaba hasta que me exasperó y reclame -¡Pero si le puso los cuernos!, la engaño… Diego la engaño por una escuincla menor y aun así ¿lo debe perdonar?-, -Tú eres la menos indicada en hablar que con 25 años no te has casado y sólo sales con ese señor-, -Se llama Oscar y llevamos seis meses saliendo-, a lo que interrumpió Edgar, -Oscar mi compañero, ¡no inventes me acabas de hacer ganar $500!-, lo mire sorprendida y regrese al tema del engaño –Lo importante es saber dónde fue Luisa y en esa carta debe de estar-, y la única pista que encontramos fue la de Sigo en la ciudad, cerca de la colonia… No me extrañen que con su doble moral yo no lo hago.