Cuando vino la inoportuna muerte,
tal vez lo encontró a mitad de la oración,
a medio vestir,
descubriendo un nuevo camino,
cuando tendría un ascenso en su trabajo,
con una pena sin gastar,
con sus labios sellados,
con sus manos temblando,
con una foto en el bolsillo,
con las entradas para el próximo recital,
después del chequeo anual,
planeando una nueva revolución,
regando los jazmines,
esperándola,
revisando viejas cartas,
mirando sepias fotos,
comiendo un plato de sopa,
haciendo trampas con los naipes,
componiendo una canción,
durmiendo, corriendo, saltando!!
tejiendo una bufanda,
contando un secreto,
lavando los platos,
pidiendo un deseo,
bailando un tango.
Cuando vino la inoportuna muerte,
tal vez..,
justo a la hora del té,
o en el exacto minuto que los amantes se mienten,
en una primavera lluviosa,
en el viaje soñado,
en una boda,
en un gol sobre la hora,
arriba de una canoa,
escondido bajo el nogal,
a la hora que los ángeles se tapan los ojos,
cuando el vino mancho el mantel,
a la hora del examen,
cuando el grillo dejo de cantar,
o los perros aullaron.
Tal vez,
a la hora de la siesta,
cortando el pasto,
cuando te habías olvidado de él,
mirando un documental,
lavándote los pies,
pintando un mural,
descifrando la electricidad,
tallando iníciales en la corteza de un árbol,
o justo cuando este poema se encuentre terminado.
Daniel Memmo