HOTEL DEL ROTO CORAZÓN: Mi quimera
fue ¡Oh, gran deseo para este pobre solitario!
quererla. Pero en el hotel acabé con la sordera
del Amor, y muerto, terminé, siendo templario.
Una bomba estalló en mi hambrienta mollera,
¡cuán frágil somos cuando falta en nuestro santuario
nuestra diosa del amor!. Ahora me invade la tijera
en mi cuerpo desnudo descompuesto imaginario.
Tu fuente interminable de cemento
que me das, escojo el camino de la frescura,
es el más fácil, y el más libre como el viento.
Te dejo. Y me pregunto si mi pobre cintura
en su conjunto echará de menos tu encantamiento
o si alguna vez estuve realmente a tu altura.
NACHO REY