alicia perez hernandez

¡Sólo es un Hasta luego!

¡Sólo es un Hasta luego!

 

Volver al pasado es inerte vacío que dejaste en mí,

es volver a la misma cama sin ti,

evocar tú nombre y verte ahí; ¡Ausente de mí!

quiero refugiarme en tus brazos abiertos,

cómo la primera vez de nuestro encuentro

la noche aquella de mi dolor y de mi tristeza 

y tú cómo un Ángel enviado del cielo viniste a mí,

¡Oh tu abrazo! fue mi salvación y ahora es mi agonía

saberte lejos de mis labios y apócrifo de los tuyos,

mirarte pasar sin mi y sin ti, vacíos quedaron los brazos,

en el oscuro cielo, reflejo de un abrazo que una vez

me diste una noche estrellada prometiéndome

bajar una de ellas para mí y conmigo dormir mi sueños,

con gusto me quedé en tu abrazo y busqué

las más bellas expresiones de amor con mis poemas,

nos identificamos a través de los días, meses y años,

eres mi otra mitad, mis ojos, ¡ojos míos, qué tanto Amo!

Esa mirada me cautivo el alma, me absorbió hasta

el tuétano, fuimos todo y al final no fuimos nada,

pero nos sentimos en la piel, en el alma, eran horas

compartiendo, música, fotos, vídeos, sueños tuyos y míos,

una noche desertaste de mí y, sigo viendo tus fotografías,

y me hacen llorar, pero también alucinar tus brazos

fuertes sosteniéndome, besando tus labios inquisidores,

¿Te digo algo? Siempre intuí que me amabas, en tus

reflejos, en tus expresiones, en tu poesía, todavía

recuerdo que me contestabas con tus poemas,

eran poemas que ya tenías escritos, pero daban

respuesta a mis poemas, porque en el fondo

estoy segura que teníamos sueños prohibidos

y algunas veces te lo dije; era normal, nos vimos

tanta veces la piel, los ojos, los labios, tus ojos

reflejándose en los míos, tus labios abiertos

buscando los míos y tu piel abusándome

deseando poseerme.

Extraño la cita de todas las mañanas... ¡Buenos días!

¡Hasta mañana! Tu mío yo tuya noches y días,

no me pidas ahora, que salga de tu vida,

te extraño, hasta cuando te digo qué no te extraño,

te recordaré en cada lágrima qué escape de mis ojos.

Muero en ésa cama vacía de ti y tú eres mi mortaja,

Es un adiós sin despedida, sólo un ¡Hasta luego!

Siempre serás mi Ángel de amor, ¡Te Amo mío!

 

 

Alicia Pérez Hernández… México

No es la pluma la que escribe, es el alma

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