kavanarudén

Fragancia

 

Llegó a mi sutil, casi imperceptible.

En ese momento un “flash” iluminó mi memoria, cosa seguida un temblor me recorrió por toda la columna vertebral, poniéndoseme la piel de gallina.

Mire en todas las direcciones y ahí estaba.

Una hermosa mujer, de cabello oscuro, mediana edad, caminaba sin preocupación alguna. Elegante, de andar sereno, sutil presencia. Ajena a lo que me estaba sucediendo. 

Cerré mis ojos y aspiré profundo aquella dulce fragancia. Me llevó a los pocos días felices de mi infancia. Mi madre vestida muy elegante, su sonrisa serena (una pausa que le concedía su depresión constante) su paso firma, su andar sereno y aquel perfume que nunca la abandonó. Había quien identificaba su figura con aquella fragancia. 

Increíble cómo un simple aroma nos puede transportar lejanos en el tiempo y el espacio. Elevé una oración al Altísimo pidiendo por el descanso eterno de su alma. Se aprende a vivir con el dolor de los que ya no están, sobre todo aquellos que forman parte de tu vida pues en ti siempre vivirán. 

Regalé mi mejor sonrisa aquella dama desconocida, la cual me correspondió igual. 

No hubo palabras, solo miradas y un aroma, un perfume que a mi pasado me trasladó.