La fragancia de tu ser porto como tatuaje grabado en mi piel. Desde el instante en que te vi, supe que serías la vida misma, renunciar ya es imposible. Sería como arrancar el alma a jirones y después morir de tristeza al instante. Desmentir que te amo sería negar que existe Dios, y condenarme de por vida a vivir un abismo de soledad y pena.
El querer olvidarte sería convertirme en un fantasma que deambula por la vida vacía, sin esperanzas. No sería fácil echar al olvido lo vivido y seguir simulando ser feliz cuando en realidad por dentro llevaría un desierto de sufrimiento, un oasis de amargura. Que locura sería aniquilar lo más preciado de la vida.
Tu amor, éste sentimiento que da vida, que me motiva a seguir conquistando nuevos bríos, y ataviada de cordura busco la manera de ser merecedora de tu afecto, un cariño limpio y puro que como un niño me entregas sin limitaciones. Por eso ahora me revelo ante el olvido y transcribo éste maravilloso sentimiento que por ti siento.
Postergar éste amor sería como arrancar el botón de una flor y verla desecar poco a poco hasta mirarla convertida en polvareda, para después el viento arrastrar los residuos al mismo corazón del extravío.
Me opongo a la omisión cultivando con detalles éste mágico sentimiento que me brinda la vida y que Dios, en su omnipotencia ha capitulado para mí.
Tu amor es el oasis en donde se regodea mi alma de dicha, de paz y en constante placer espera en tus brazos el brillo de un nuevo amanecer.
Pilastra que sostiene un mundo de sentimientos dueño de todos mis momentos.
Autora: Ma. Gloria Carreón Zapata.
Imagen del reconocido ilustrador Alan Ayers.