¡Ah, que brille su olor, su Omega y sus poros!
Revivo al consumir su pulpa, su sabor
de su guayabita como un loco.
Cuando se dispone la despojo
y cuando canta ¡soy su coro!
Me da su mano.
No me demoro y asedio
su guayaba ¡como un toro!
Y cuando canta,
naturalmente, ¡soy su coro!
No se engaña la sabrosa:
¡Yo soy su marido, su amante y su novio!
¡Ah, que brille su olor, su Omega y sus poros!