Las uvas de la ira.
En los viñedos del infinito,
cuidé las uvas de la ira.
Maduraron, crecieron hasta la vendimia.
Pisé sus racimos.
El mosto amargo cayó.
Dejé reposar el néctar.
Con el tiempo se fué Tran sformando.
El fruto amargo, se convirtió en vino.
Envejeció.
Sus aromas llenaban mi boca,
Regaban los rincones, de mi paladar y de mi lengua.
También de mi corazón.
Llegué a una conclusión.
El tiempo, todo lo cura.
J@I