Daniel Memmo

De vez en cuando..

De vez en cuando bajo la guardia,

y el recuerdo me acierta una piña en el mentón,

tambaleando vuelvo al rincón,

tomo aire y vuelvo a dar combate.

A veces me levanto con la esperanza,

que el lunes será más amigable,

como un viernes,

pero te muerde la mano,

y te muestra sus garras,

me ofendo y lo espero la semana próxima,

domingos a la tarde ya ensayo mi espíritu de pocos amigos,

para darle pelea,

De vez en cuando me desarmo,

y vuelvo a juntar las partes,

pierdo algunas piezas y quedo incompleto,

y me adapto.

En otros momentos, celebro el día,

contemplo la noche,

me sorprendo por la luz de una estrella muerta,

que fugaz se apaga,

el alba y sus primeros rayos,

que descubre como retirando  un velo iluminado todo el paisaje,

luego me canso,

y solo busco una cama,

y un despertador será mi gallo rutinario.

Algunos días le dejo una flor a lo vivido,

y me siento al borde y rio,

resucitan todos los olores,

la inconsciencia joven,

y el espíritu intrépido,

la carne fuerte y la curiosidad por probar todo jubilo,

para creerse eterno,

e inmortalizar cada momento,

luego..,

converso con los días pasados,

y me despido,

prometiendo volver.

De en vez en cuando limpio el cristal con el que miro las cosas,

y lo pinto de un color,

otros días me invento,

más joven,

más sumiso,

más desconfiado,

me canso..,

y vuelvo a ser yo..

A veces corro sin mirar hacia donde,

me gusta perderme,

sentirme extraño,

sorprenderme hasta donde llegue,

luego retrocedo sobre mis pasos

y regreso a mi lugar.

Muy de vez en cuando,

me dejo llevar por las olas del amor,

regalo flores y promesas,

le canto a la luna como si fuera a ella,

brotan de mí, miles de sensaciones,

luego me canso del naufragio del amor,

busco la orilla,

tierra firme,

y le dejo una ofrenda en la orilla de la pasión

y me retiro solo.

El resto del tiempo lo llevo en la espalda,

y a veces en mis brazos,

y en otros, se cuelga de mis hombros y me tapa los ojos.

 

     Daniel Memmo