marcados quedaron rasgos
en el espejo
una siniestra presencia se refleja en la otra ventana
originada por oscuros pensamientos
una niña triste juega mirando la belleza
y no se lava
enreda cada vez más su cabello
a la luz de la televisión
mientras más la mirás
mejor aparecen sus ojos lívidos
y oscuros
como posones de misterio líquido herviendo de frío
transformandolo todo en espectros
escoria de un pasado
augurios de un infierno
que está por venir
asi que no la miro
la dejo quieta con su vela
mientras el pequeño destello de su mirada
cercenan los libros de mi cabeza
y los transforman en cientos de habitantes moviendose
con la luz prendída
en mi mejor recurso
la azotea ideal