Simon Abadia

¡Oh, divina inspiración!

¡Oh, divina inspiración!


Me desnudo cuando escribo poesía
o bien antes de empezar
o quizá cuando ya he acabado.
Pero siempre intento abrir las ventanas
aunque sé que estas
tienen mugre por las rendijas.

¡Oh, pero que hermosa libertad!
Decir lo que uno cree es nuestro,
sin pensar que nos viene el vaivén de las musas
que arrasa nuestra mente sutilmente
y ya no necesitamos pluma ni ropaje
para continuar el primer verso de los dioses.

Decir lo que uno piensa en poesía
es querer poner líneas paralelas
y pensar hacer a través de ellas
cuerpos geométricos en el espacio
sin querer admitir nuestro vacío
porque queremos llenarlo con lo vivido
en el tiempo, en el amor, o con la muerte.

¡Oh, divina inspiración!


2.018