Toda mi vida fue triste, trágica, mi único camino era el refugio de abstenerme al dolor en compañía de Dios. Oh Dios! Estoy sintiendo tu abandono, me has puesto frente a mi unos ojos que me atraviesan los pensamientos más sensatos, estoy perdiendo el equilibrio.
¿Es esto uno de tus juegos? Porque estoy perdiendo ante su abismo, la miro y se que es lo prohibido. Aquí comienza mi tormento, cuando la veo llegar y me palpita el corazón hasta la punta de la lengua.
¡Salvame de sus brazos! No permitas que sus besos me aprisionen, le tengo miedo.
Le temo tanto y así voy detrás de ella. No la conozco, no me conoce, pero he bebido de sus letras y me he embriagado de sus suspiros.
Lu