Jamás imaginaba el desenlace,
en la preparatoria de mi tierra,
en un pueblo lejano de la sierra,
el recordarla tanto me complace.
El que se haya marchado daño me hace,
su recuerdo latente que se aferra,
mi corazón se encuentra como en guerra,
no hay nada que a mi pena la acorace.
Se fue la bella joven de mis sueños,
marchándose del mundo por la noche,
dejándome un dolor tan incurable.
Bastantes deseaban ser sus dueños,
hoy solo la recuerdan sin reproche,
mi pecho no asimila, lo impensable.