Como una virgen pastora,
mantenerte cerca de mí, no vale la pena.
Tus pasos helados de oxígeno me condena
a no pisar tu cintura ni ayer ni ahora.
En los 80 fuiste mi Cadena del Deseo,
una juventud de cristales de frágil sonido
que el tiempo lo convirtió en un idioma sin sentido.
¿Qué ocurrió?,¿tu voz se fue a paseo?.
Hoy día, un recuerdo de carne de cordero.
Carne de cordero que más bien sale a adulterio,
un adúltero en putrefacción y sin monasterio.
Convertida más en abogada del diablo,
que de mi sexo y de mi boca a tí te hablo:
\"¡pues en tu cárcel...sí, soy tu prisionero!\".
Nacho Rey