Rafael Escobar

\"ERA LA MISMA DE SIEMPRE...\"

 

Era la misma de siempre

hacia el altar caminando

tan solo que en su mirada

habían huellas de llanto

resaltaba su figura

el vestido largo y blanco

pero en sus manos de seda

temblaba triste su ramo.

Lucía su frente hermosa

corona de regios nardos

y sus labios se miraban

por mis besos anegados

cuando en nuestros corazones

grandes sueños cultivamos

haciendo de nuestro mundo

un cielo límpido y claro.

 

Era la misma de siempre

con su cabello rizado

al estilo de las vírgenes

que sus sueños alcanzaron,

mas su silueta llevaba

las caricias de mis manos

y palpitaba en su sangre

aquel delirio profano

que mis versos le cantaban

cuando juntos caminamos

las veredas del deseo

que nuestro sueño alumbraron

y en mi lecho acurrucada

se dormía susurrando:

Te quiero, mi amor te quiero,

es tu amor mi flor de acanto

que me brinda su perfume 

en el nido de tus brazos

y me llena de caricias

cual brisa de fresco lago.

 

¡Y siempre será la misma

mientras me siga soñando

aunque le haya prometido

ante el altar, adorarlo,

pues mirándose al espejo

se quedará meditando

en las noches de bohemia

que tejieron el encanto

de nuestro amor sin igual

que tan solo lo juramos

envueltos en la locura

llena de fuego sagrado

y viviendo el paraíso

de un idilio sacrosanto

recordará nuestras noches

que de ensueños fueron faros!

 

Y siempre será la misma

porque humedece sus labios

en la fuente de aquel sueño

que nuestras almas forjaron

tan tierno y lleno de miel

como poético canto

que penetra el corazón

cual arpegio wagneriano

y jamás podrá cambiar

porque me sigue adorando

porque lleva en sus entrañas

de mi pasión grande rastro,

porque soy la tempestad,

ella la rosa de mayo

que sucumbe al vendaval

como lirio deshojado.

 

Autor: Aníbal Rodríguez.