Oriundo de Hawai en donde habito
soy un duende servicial e inofensivo
como los brownies de la Gran Bretaña,
que trabajan mientras las familias
caen rendidas en profundo sueño.
Nadie me ha visto, o quizás muy pocos,
y lo que ven son mis orejas puntiagudas,
mi cuerpo diminuto, resistente y ágil
que trasforma mi presencia inadvertida
en personaje facundo y pintoresco,
impreciso, inconcreto y singular.