¿Qué tiene de particular una brizna que se eleva impulsada por el viento, o el sonido de la cigarra en medio del bosque?
¿Hay algo de extraordinario en las diminutas flores que crecen al borde del camino y que casi nadie aprecia, muchos pisan o la fragancia apenas imperceptible de la tierra mojada por el rocío mañanero?
¿Qué hay de excelente en el sonido de las olas del mar que se escuchan a lo lejos, o la gaviota solitaria en raudo vuelo?
¿Tendrá algo de admirable la corteza rugosa del álamo, o las hojas secas esparcidas y por el camino?
Lo extraordinario de lo ordinario. Lo bello de lo exiguo. Lo admirable de lo escondido o insignificante y solo un alma sensible puede ver, apreciar, sentir, contemplar. Sensibilidad ¿Bendición o perdición? (iba a escribir “maldición”, pero es una palabra que no me gusta) Te hace disfrutar de las pequeñas cosas. Captar la profundidad del alma humana. Identificar situaciones adversas o desagradables que fluctúan en el ambiente relacional (referente a la relación personal), lograr expresarlo en profundidad a través del arte: escritura, pintura, actuación, danza… pero también sufres el doble o el triple las situaciones existenciales como: la ofensa, la mentira, la traición, la violencia (psicológica o física), la injusticia, el dolor ajeno...
Es una condición congénita, que se va desarrollando con el pasar del tiempo. Que no depende del género y que está por encima de los prejuicios.
En fin lo grandioso, particular, extraordinario, excelente o admirable está dentro de ti y no fuera. Depende de tus ojos, de tu sentir, de tu experimentar, de tu verdad, en una palabra en tu sensibilidad.