Nunca la pluma cese, ni se agote,
y al escribir prosiga con inquietud,
y sea la fuente por donde brote
teñida el alma en poderosa virtud.
Que los poetas jamás, jamás, perezcan
como aquellos versos que en su poesía
hermosos son aunque nos entristezcan
como aquellos que nos llenan de alegría.