Cuánto te extraño, mi amada,
Dulce fragancia de rosas,
Fuente de exquisitas cosas,
Nítida tierra sagrada;
Eres la imagen soñada,
Aguda envidia en mil diosas
Que se sienten horrorosas
Ante tu esencia dorada;
Eres sutil y elegante,
Siempre atractiva y serena
Esa insuperable amante
Siempre de virtudes plena,
Muestras con un solo instante
Lo que es la luz sempiterna…