Isabel Rezmo

TE ANHELO, PERO LUEGO DESCANSO

 

Tengo ansia de ti.

Como esos nubarrones posados en el aire de un desafío.

Tengo debilidad por ese rostro sin huellas,

que duerme en el lecho de la memoria;

mi memoria sin estigmas.

Hace un frío que cala los huesos;

es el miedo de que te evapores como un espejismo,

espejismo dormido en oasis perdidos.

Perdidos, amarillos, sin hojas, sin huellas.

Temo.

El temor de un diminuto segundo sin que pueda abrazarte.

El espanto de no volver a sentir tus letras en el fondo de mi conciencia.

Me suicido.

El suicidio diario de soñar verte,

cuando en realidad noto tu tacto

en cada rincón de mis ojos,

y al cerrarlos y no verte, dispara

la pistola en la sien de la conciencia

intentando olvidarte.

Olvidar que existes

es como un garabato

chillando en la voz de un niño;

pataleta egoísta de un juguete roto.

Inevitable...Te anhelo.

Pero luego descanso,

el acorde de un violín soltando notas,

 luchando que lleguen a tus manos.