Te estoy escuchando decirme cosas
desde tu habitación;
pero no alcanzo a oírte,
no capto al mirlo cantando.
Oigo algo así como que la cama
no tiene lados,
como que cada suspiro
se lleva las sábanas volando.
Me voy acercando, y sigues hablando;
ahora que te entiendo mejor,
creo oír que dices que la cama
de nuestras almas está sucia por nuestro amor,
por tanto de nuestro amor,
algo como que es pura y a la vez sucia.
Y, ya llegando a tu habitación,
te veo, tendida en el lecho,
con la túnica del amor por bandera,
pero sigo sin escucharte,
ya que uno no escucha mientras besa,
uno no escucha, mientras ama.