Hermosa, seductora y sugerente
te muestras voluptuosa tras tu velo,
y avivas, con lujuria, mi deshielo
dejándome prendado abiertamente.
Me dejo seducir resueltamente
llevado en bamboleo al mismo cielo,
y vences con tu encanto algún recelo
haciéndote la dueña de mi mente.
Me incitas sin mostrar ningún reparo,
y azuzas mis instintos amorosos
mirándome lasciva y despiadada.
Y yo mi amor, rendido, te declaro,
donándote con gestos clamorosos
el alma que me tienes hechizada.