Camino sobre los abedules y las enlodadas ciénagas,
soy un ánima entre tierras y océanos profundos,
con algo de desprecio por esta Vida
llena de cicatrices húmedas que no cierran.
La piedra de los blanco altares
manchados con sangre desconocida,
son semejantes a las piedras y recuerdos oscuros de mi vida.
Desvarío en las noches con éstas,
en ataques de insomnio y locura…
Mientras navego entre nubes grisáceas
que se anidan sordas
a las orillas de un cielo sin estrellas adormecido,
sin resignación…
Paz para ti, hermano poeta,
descansa, deja de buscar las respuesta extraviadas
en la vera sedienta e inhóspita de tus sendas y caminos.
Nadie podrá fallarte nuevamente.
La palanca de tu Vida
está ensamblada,
como un trébol a un granito…
No desparecerás
en el Principio de la Nada,
ni entre medio de voces ardientes y prohibidas,
veladas, por negros cuervos-pensamientos,
(que ya se pierden en esta aurora
que no llega)
siguiendo como constante
peregrino,
sin llorar ni arrepentirte de
tus errores y pecados,
seguirás ascendiendo o descendiendo
entre las hendiduras de los acantilados ríspidos
de tus experiencias.…
Y en cierta fecha,
que te aguarda sin clemencia
ya marcada por lo Divino,
conocerás lo extraordinario
del Tiempo
y el Espacio, ilimitados…
y así, Hermano-Poeta,
serás …
llegarás,
por fin…
a ser
Inmortal…
......................
(con amor)
PATRICIA AZNAR LAFFONT
ENERO/2019