Una noche sin importar le dije, puedo hablar por última vez, podemos?
le supliqué, le rogué pero nada funcionó, entonces volví a llorar!! Fue ahí donde entendí que ya todo estaba perdido, esas fueron mis últimas lágrimas.
Era tan obvio, que aquel jardín que regaba día y tarde, creo no fueron suficientes gotas para que sus raíces crecieran y fueran tan fuertes.
Entonces llegó el día que se tiñó de gris era tan densa y oscura., un viento Solano y abrasador derribando mis frutos y todo mi esfuerzo de día a día quedando pulverizados en la nada.
Entonces llego el momento que levante mis ojos al cielo y postrado clamé a mi Dios aquel que puede cambiar lagrimas por alegrías y olvidar tu pasado para vivir el presente.
Javier Casaux