Oasis, eres tú;
Incrédula fragua primitiva,
dulce pecado
aun sin carne
alrededor de tu vientre hay un cosmos
de infinita vida
una selva inquieta y misteriosa
que exhala húmedo fuego
Oasis, eres así
el amor principia en tus ojos
y se extiende alegre entre tus dos piernas
interminables y bellas
de contornos suaves, exactas e hipnóticas
Todo tu cuerpo es un mar
que se cierra en un suspiro
y no hay orilla,
no hay hueso triste en las mañanas
¡Oasis!
la luz del alba se rinde trémulo
y resbala por tus senos frescos,
tiernos, color de trigo maduro
erguidos como dos soles ardientes al mediodía
El aire se envuelve y gira
embriagando la ávida respiración.
El aire se vuelve un ligero
y febril ladrón de tus perfumes
escapa feliz y regresa ávido
a las planicies absolutas de tu espalda
asciende como sangre
y recorre como río
por las zonas dulces e intocables de tus montes
Ah mujer, fruta madura
amor martirizado que emerge de tu boca
y se pierde por tu cabellera
desplegada e infinita
dejando al tiempo en un punto muerto
el instinto surge desesperado entre las sombras
poco a poco
sin ruido,
con la vida intemporal entre las venas
Ah mariposa de lánguida volada
dulce y tibia piel como un océano en calma
y en el centro un astro
de profunda fuerza
donde el amor se oculta
húmedo placer
húmedo morir
el amor y el deseo nos envuelve
en tu cuerpo extendido sobre mi cuerpo