Creíamos a la vida como un montón de movimientos fortuitos y al azar,
pensando que si estábamos solos era porque así debía pasar,
caminábamos los días, sin rumbo aunque con una meta,
entristecidos y con inseguridades guardadas hasta en la comisura de nuestra silueta,
los ojos anhelantes, con esperanza casi muerta,
las manos en el presente, y las experiencias pasadas a la vuelta,
recordándolas con ardorosa frecuencia,
viviendo de ellas como extractores de esencia,
sacándoles hasta la última gota de felicidad que pudiera apaciguar nuestra dolencia,
causada por el amor y el cariño en extremada y preocupante carencia.
Cada día, aunque brillante,
se veía borroso y obscuramente maleante,
sentíamos que la vida, aunque arte,
se difuminaba con nuestras suturas cada vez más constantes,
cada obra perdía su sentido importante,
con cada caricia despedazadora desquebrajante,
los segundos pasando lento y con ánimo decadente,
las horas burlándose de nuestras almas en agonía silente,
cada minuto, aunque convincente,
parecía más que un sueño, una pesadilla doliente.
Con el despertar de nuevas esperanzas,
y aunque no lo creyéramos completamente,
Dios como padre y creador siempre estuvo presente,
asegurándose de que viviéramos lo suficiente,
para que en su momento,
valoráramos lo que nos daría en exorbitancia complaciente.
Algunos viven poniendo su esperanza en algo que no existe,
o con esperanza de algo inexistente,
otros viven, creyendo que la vida,
en algún momento les devolverá todo el mal que han hecho así haya sido inconscientemente,
algunos simplemente,
se cansan de esperar y se empiezan a conformar con lo primero que llegue dulcemente,
aun así,
sorprendentemente,
al ni siquiera esperar,
y sólo estar tranquilamente,
llega un torbellino de emociones completamente envolvente,
removiendo tus pensamientos y trayendo sueños que estaban ausentes.
Así,
de la nada y de repente,
entras a mi vida por esa puerta estridente,
adentrándote en mí mirada muy encantadoramente,
como imagen rápida pero permanente,
quedaste estático en mí pensar consciente,
haciendo estragos con mi curiosidad
y nuestra atracción creciente.
Mi ojos intentaban ubicarte,
así sea de lejos verte,
con mis oídos quería escucharte,
por horas y horas hasta la muerte.
Cuando por fin lo hice,
como colibrí alegre
extraje el néctar de lo que teníamos.
Con la intención de verterlo líquido justo frente a nosotros,
lo derramé con delicadeza, con suma sutileza,
para de a poco,
deleitarnos con el aroma de lo que ya lo nuestro era.
Así fuese algo efímero,
o algo que durara hasta la eternidad,
estaríamos preparados para recordar por siempre esa fragancia,
que como perfume se esparciría por nuestra memoria,
regando la tierra fértil que es la imaginación,
haciendo crecer miles de flores-fantasías que causan suspiros.
Entre palabras y gestos,
nos rebotábamos locos con comentarios honestos,
entre frases del van y ven,
íbamos y veníamos con lo glorioso,
con lo que ligero y suave se volvía fastuoso,
no era necesario subir el tono,
o mirarnos frente a frente,
el solo hecho de tenernos cerca era más que suficiente.
La charla se extendía,
y con ella el día,
miradas que se escapaban furtivas,
cuando nos alejábamos sin querer de nuestras vidas.
Mi edad se hizo presente, y la tuya después,
quedó claro que te sorprendiste,
yo sin embargo no sentí pesar,
pues ya sabía que con todo o sin nada tú me habías de gustar,
consciente estaba de que en mi pensar ibas a estar,
quisiera o no quisiera durante meses o más,
con 12 años de diferencia,
no había mucho que hacer,
aunque mi convicción era grande,
como la de hoy y la de ayer.
¿Quién iba a pensar que el destino nos uniría?
¿De esa manera tan extraña y con calma susodicha?
¿Quitando nuestro dolor y de la soledad la dicha?
¿Para hoy ya ser un año desde que nos conocimos?
¿Desde que llegamos a nuestras vidas y el amor nos dimos?
Igualmente no fue fácil.
Yo,
aunque todo día te pensé,
y esperé un mensaje de ti,
nunca lo recibí,
pues tú como mi futuro amado,
dudabas de mí,
de si lo nuestro era posible,
con tanta cantidad,
pues era incierto si lo nuestro debía pasar.
Cada día,
entre experiencias,
ambos nos recordábamos con mucha vehemencia,
cuando de buena forma,
nuevamente pudimos hablar,
nuestras almas se volvieron a conectar,
juntas disfrutaban de la vida, danzando con gozo y alegría.
La interrogante, nunca ausente,
nos atormentaba con frecuencia,
necesitábamos descubrir si tendríamos permanencia,
o todo era un engaño de nuestro oponente,
llorando cada día, con incertidumbre potente,
queríamos corroborar nuestra convicción tan fuerte,
en el fondo desatándose escandalosa violencia,
nos preguntábamos hasta donde habría sensible resistencia,
me volvía loca cavilar que en algún momento todo dolorosamente terminaría,
teniendo que recordar cada día como una sola vez vi que sonreías.
Nos dedicábamos poemas,
románticas palabrerías,
nos lanzábamos bendiciones noches o días,
hablábamos de música,
arte,
a veces de la vida,
temíamos nuestro futuro,
si al final, nuestro sería,
en algún momento alguno lo descubriría.
Un sueño revelado,
y algunas señales más,
nos indicaron que ya no había más que pensar,
lo nuestro era real, tangible,
y sensacional,
porque nuestro futuro estaba escrito desde antes que la tierra se creara.
Tardamos 2 meses en darnos cuenta completamente,
que éramos el uno para el otro desde siempre,
aunque si quiera imagináramos que podíamos existir,
pensábamos en nosotros sin estar aquí
(esto más de ti hacia mí),
nos sonreíamos,
nos bendecíamos,
nos hablábamos,
y nos soñamos,
de cierto modo,
ya nos teníamos,
porque unidos ya estábamos por el destino.
Tenernos conscientemente,
le dio un giro a nuestras vidas,
algunos se marcharon,
otros se quedaron,
pero siempre tu y yo pernotábamos,
a Dios siempre adorando,
las cosas tomaban solas su rumbo correcto,
sin saberlo,
todo siempre fue perfecto,
Papá ya había visto nuestros corazones y vidas con lentes de aumento,
nos haría terminar juntos sin ningún pretexto,
pues yo fui creada para ti,
mientras tu vivías dándote cuenta de que me necesitarías para bien vivir.
Sabía Él que pasaríamos difíciles momentos,
pero también sabía que como estaríamos con Él,
los resolveríamos tan rápido como pasa una ola de viento.
Si supieras lo que siento.
Vieras en lo más profundo de mis adentros,
si pudiera cubrirte con todo mi amor,
lo haría sin pensarlo demasiado,
se ha dado de un año el completamiento,
y sí,
eres mi complemento,
mi otra mitad,
la pieza faltante de mi rompecabezas.
Te has vuelto tan importante para mí
que sin ti la felicidad se iría de aquí,
de lo que soy,
de mi mente curiosa,
de la vida asombrosa,
que sé tendríamos en esta dimensión portentosa.
Eres complicado,
pero no me importa,
te quiero todo,
toda la vida
en todas partes
y a toda hora.
(T)u
(e)res
(A)sombrosa y absolutamente
(m)i mayor
(o)bsequio en la vida.
19/12/2018
Para mi amado: Misael Marcano
La carta que le escribí en nuestro primer aniversario.
Espero les guste, este día la he querido compartir con ustedes.
Carol Elizabeth Garcia Carroz.
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