Degusto cada instante
inhalo el amanecer nutriente
cada atardecer me visto
con ese sol tan diferente
acomodando el amor
en los bolsillos del alma
la pasión en mis tibios pliegues
y los poros de la mañana.
Cada papila es un beso
cada deseo una fragancia
cada gemido indestructible
que genera más prestancia
y la acuno entre mis brazos
en un ritual que nunca falla
humedeciendo los placeres
y el silencio los resguarda.
Cuando las palabras confunden
cuando las palabras desatan
y son molinetes de viento
girando en lontananza.