Ésta voz que despierta por la tarde
me anima con su canto resplandente,
descubre en lo profundo de mi mente
la claridad que por mis venas arde.
Yo no tengo intención de hacer alarde,
banal y sucia es la canción que miente,
por eso busco el canto de la fuente
en el secreto inmenso de la tarde.
De la tarde mi voz será la llave,
desde las crueles puntas de la rosa
hasta el curioso canto de las aves.
Muy atento seré de cada cosa,
y mi existencia -al fin- tendrá la suave
conjunción de la vida milagrosa.