Apenas un minuto...
la espuma se desgasta,
y sueña con su labio...
exhausto en su lamento,
no es su beso...
herido de agonía,
desnudo en la mañana...
se abraza a su recuerdo,
mi mano deshojada
agarra su cintura...
y vierte de diamante
su aguda celosía,
tras las cortinas
de la tarde...
pavesas aún de oro,
desnudan
la mañana...
de etérea sinfonía.