Siento la voz que llama en la distancia
y sin querer, un algo me estremece,
es una sensación involuntaria.
la reacción tan típica a la fiebre,
y es que tu voz pervive en la memoria,
mi corazón por ella se estremece,
busca el crisol de magia y fantasía,
la magia y la ilusión por ser más fuerte,
no sé si sobran todas las palabras,
sólo escuchar la música silente,
la que me llega ardiente de tus labios,
con un mensaje fiel hacia mis sienes,
y es que la voz se enreda en tu figura,
como espiral que nunca retrocede,
y avanza, sigue, aprieta y acaricia,
en delirio de música ascendente...
Siento la voz, aquella, compartida,
entre el cigarro gris y los pasteles,
me hablaba de pequeñas telarañas
de besos y hormiguitas impacientes,
otros ratos susurraba de la vida
de los matices negros de la muerte,
de las sonrisas tibias de los niños
de manos dibujando en las paredes,
y hasta la voz me hablaba en el silencio,
ese silencio gris que tanto escuece,
allí anidan y estiran las palabras
y el corazón, con tal dolor, se muere,
porque la voz que grita en las entrañas
es esa voz pausada de la nieve,
es ese duro y blanco escalofrío
que rompe las cadenas de los puentes...
\"...Siento la voz que sale de tu pecho
y llega a mí en forma de claveles,
es una voz distinta y solitaria,
y en esa voz tu dices que me quieres...\"
Rafael Sánchez Ortega ©
18/01/19