Pensándote
como cada noche, como cada día,
como en todos los instantes de mi vida,
pensándote, querida mía.
Buscándote,
perdido entre sueños y utopías
voy caminando la senda de la vida,
buscándote, amada mía.
Mirándote,
desde lejos observo tu hermosura
y trato de contarla con mi pluma;
mirándote escondido entre la bruma.
Escribiéndote,
tratando de describir tu ser,
decorándote mientras café;
escribiéndote, mi dama de Gardel.