Que me agarro a tu cintura
para besar tus pelos de rubia,
porque sólo así se me cae tu lluvia
azul marina por números de ventura.
Soy tu más grande caballero
que por tu belleza más insólita
ciego estoy y tocando tu armónica
sólo llegaré a ti, siendo tu zapatero.
Soy tu pasado hecho hombre sin oficio
pues más tarde o temprano
es posible que no te llore por puro chabacano.
Te ví en el Teatro, y enseguida,
¡válgame Dios! tan llena de vida
a tí me arrodillo sin desperdicio.