¡Oh Darío! Fuente de saber,
canto errante de pasión,
el cisne de tu fuente quiere beber
y tu poesía que dejes en su corazón.
En cada lugar esta tu huella,
en cada inspiración tu presencia,
no dejan de hablar de ti ni en sella,
pues rinden honor a tu eficiencia.
Tus versos marcaron la historia,
tu nombre suena en la lira,
quedando grabada en la memoria.
Eres maestro, y príncipe también
serás siempre nuestra poesía,
grande y amado, Rubén.