Quizá no fui heredero del tiempo,
en mi piel, siempre es muy pesado,
como plumas cayendo al vacío,
las agujas, el minutero, va lento,
noto cada minuto en mi cuerpo.
Quizá mi reloj no tenga movimiento,
y constantemente viva en el mismo
momento, que hace que me pierda,
en mi propio y largo laberinto.
Quizá los granitos de arena,
tengan un tapón, donde quedan
como en una fría y oscura prisión,
pues el tiempo no avanza.
Quizá sea prisionero de mi propio
tiempo, quizá solo sea la pluma
que escribe cada momento.
Quizá solo sea la tinta del tintero,
quizá solo sea el propio tintero.
Quizá mis lágrimas de color negro,
dejen mi pálido rostro manchado,
por el cruel, y amado tiempo.
Quizá la tinta del tintero, quede
impregnada en mi alma,
y el tiempo, consigo, no trae cura.