Te amo como eres
Te amo como eres,
callada, pasiva, casi eterna,
siempre tendida a mis pies,
inexpresiva e incondicional.
Te amo como eres,
con tu sucia faz de rutitna,
con tus múltiples olores,
la mayoría pestilentes.
Los hombres y las ratas
te habitan en la luz
y en las tinieblas.
Te amo como eres,
aún cuando digieres,
el vómito de los ebrios,
el orín de los perros
y el estiércol de humanos y de bestias.
Te amo como eres,
con tus orillas
colmadas de inmundicia
o adornadas con jardines,
con tus aires infestados de humo
y todo tipo de gases.
De vez en cuando
un olor dulce.
Te amo como eres,
con tus superficies como muslos:
anchas y siempre abiertas a mi paso,
con miles de huellas
que se forman y se borran cada instante.
El sol, la luna y la lluvia
son mis amigos, mis hermanos,
con ellos acudimos a ti
a pasear nuestras soledades en tu faz,
-acaso buscando una senda prometida-
y derramamos sobre ti nuestras lágrimas
como confesándote nuestras penas
y nuestra infinita ansiedad.
Sí, te amo como eres,
tú, la calle, mi calle,
la más fiel cómplice
de mis anhelos de libertad.