Por debajo de viejos tejados
los perros del pueblo
ladran durante la noche.
Gargantas venidas de lugares extraños
concertadas en coros abigarrados.
Ajenos unos a otros,
pero todos, por obra
de alguna fuerza
oscuramente concentrada
desde abismos ensimismados
se funden en un misterioso
ladrido cósmico.
Anuncian através de vagos aullidos
un desfile de criaturas
de formas vagas,
ecos de vacíos exteriores
e indicios sutiles de cosas
que ni nosotros mismos
podemos definir.
Y siempre en ese coro,
tenuamente enredados,
Se escuchan algunas notas que
ningún perro emitió jamás.