Querida, ojalá tuviera el talento
para escribirte un millar de poemas,
y así metamorfizar mi lamento
por un haz de coloridos fonemas.
Yo debiera depurar mi lenguaje
por atreverme a dibujar tu forma,
tú perteneces al fiero linaje
do no existe la fealdad de la norma.
Querida, no midas mi triste verso
Con la estricta regla de la grandeza,
mídelo por su carácter disperso
que a veces logra atinar tu belleza.
Tu belleza es profunda, bien lo sé,
no necesita lisonja maltrecha,
Y diamantina tu imagen per se
porta brillo, como la flor derecha.
Querida te hice dueña de mi canto
Cuando dueña te hiciste de mi vida,
más por pequeño que sea el amaranto
mi fin será tu alegría, querida.