Rigo F. Garay

Mi esperanza apolínea y mi deseo dionisíaco

A la medida neutra de nuestras interacciones, se acopló la dinámica de mutuas atracciones. En con vivencias espontáneas hubo dedicaciones y se acepto, virtuosamente, ascuas aflicciones.

Explica el alma la \"necedad existencial\", de una valerosa esperanza apolínea. Mi humanidad expresa la \"veracidad carnal\", de una pasión intuitiva del eros dionisiaco.

Con el dulce sabor de tu néctar y con tu piel con aroma a café; Más mi afán de salir y caminar con la copa vacía, la ultima fe. En las sensaciones, despiertas intensas emociones, y cediendo aprecio, compartimos aspiraciones.

En nuestras uniones resolvemos varios temores, siendo lo que más nos complementa, las decisiones.

Por lo que sedo a Apolo la virtud del alma, para que ella contenga el bien en sí misma. Por lo que llevo el vigor de Dionisio que llama, al rigor de la complicidad decidida, que ama.