Hay un hondo vacío
al que no me quiero asomar
un abismo desolado y frío
del que no se cómo escapar.
Hasta el pálpito deja mudo
sólo el eco me acompaña
encogida en hielo desnudo
este miedo todo empaña.
Un sentir lejano
que palidece mi estrella
carcomiendo mi ánimo,que no en vano
elude lo que le atropella.
Más el poder de la vida
es una flor valiente
que pasa inadvertida
pero de fé renaciente.
Se lanza a lo incierto
impulso existencial
de delicadeza cubierto
testimonio de lo providencial.
Como el sol que funde esta nívea perfección
convirtiéndola en un río
libre y salvaje como mi corazón.