Cuando sea invierno en tu pelo y a mi cuerpo llegue otoño,
Quizá llegue a confesarte que debí luchar por ti.
Te diré que en mis memorias pase los años cautivo.
¿De qué me servía la vida si tú no estabas conmigo?
Te encontré en todos mis sueños, estabas entre mis mares,
en las noches estrelladas y prados primaverales.
Y si una plegaria alzaba, aunque creer no es lo mío,
tu nombre siempre gritaba con esa voz sin sonido.
Te diré que cada lágrima o sonrisa dibujada,
fueron culpa de un recuerdo, viéndome con tu mirada.