Regresé tan dormida
agotada de auroras.
Y en mi naciente embriaguez
rescatada del llanto,
yo era un poema
donde la luz bailaba
en un sobrio arrebato de estrellas.
Estoy aquí, quizá dormida
ebria de nacimientos,
y desafiando asombros
con las hojas proféticas
que le fueron robadas al ayer.
He venido a este mundo
galopando cincuenta y un años
que siguen siendo albas.
Enamorada sin cesar del asombro…
Intuida por el aire…
Justiciera sin mundos…
He venido a este mundo
a buscar en tu nombre mis nombres:
tus poemas que son
volantes campanarios.
Estoy aquí
embriagada de tantos nacimientos,
dispuesta a todo y todo…
por vivir.