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Serenidad del cántaro incólume
que adorna de silencio-oro la abadía.
Unas mayólicas de Al Andalús
vienen a mí en sueños.
Camino por las ciudades de la luz.
Mi mente es una serpiente de lengua bífida.
Me sumerjo en mi ocultismo crepuscular:
Es el ceremonial de tu recuerdo-rito
que entumece mi tiempo en gerundios de cristal.
Todo está congelado y es tan bello.
Son las cinco caras de tu piel reflejada
en la pirámide de un sueño de cuarzo rosado.
A veces, cuando te has dormido,
aún suelo llorar por ti.