Eres mía
cuando junto los ojos y te sueño
eres mía. ¿Por qué tus pequeños ojos
son tan llorosos y tu labio tan liviano?
Es en sueño que tu mano y mi mano
se pierden, y dejo de ser tuyo,
y tú dejas de ser mía.
Somos un monstruo tejido
el uno sobre el otro
por tener cuatro manos,
veinte dedos y los labios pegados.
¿Por qué acabas con mi alma
cada que toco tu cielo?
Te liberas de mi mano y dejo
de ser tuyo, dejas de ser mía,
y yo te pierdo
al abrir los ojos.
No quiero volver a verte sin ojos
con esos dos vidrios rojos.
¡Qué me rompen el alma!
y tú que te alejas y ya...
no eres mía.